miércoles, octubre 25, 2006

La heredia de las vanidades


Nadine Heredia quiso vetarme. Sin embargo, no es por ello que su presencia me parece insufrible, tanto como una pulga en medio de mis nalgas o las estúpidas sonrisas de anoréxicas que aplauden la barbarie de Acho, pero ni saben que mierda es una verónica. No señor. No me importó que en la segunda vuelta Nadine le dijera al director del diario donde trabajaba que el asesor español importado para “asegurar el triunfo nacionalista” sólo daría una entrevista si me sacaban de la cobertura del oficial chúcaro y acomplejado.

Cómo comprenderán, su pedido fue rechazado sin dudas ni murmuraciones por la cabeza de ese matutino. Hecha la aclaración, vuelvo al tema. La verdadera razón por la que no soporto a Heredia es porque aprendí a conocer su cinismo de vodevil, su labia de vendedora de turrones, su cerebro de brigadier escolar, su arribismo al mejor estilo del cholo Carvajal y su ternura polpotiana cuando las cámaras entraban en off.

Claro, ella se derretía -por ejemplo- por las sesudas e incomodísimas preguntas de Andy Ortiz (alguien dijo... Manty Ortiz), coleguita de la tele que se peleaba para inquirir a Heredia sobre su plato preferido o por cómo se sentía al recibir el “espontáneo cariño de la gente”. ¡Maldición! Mientras algunos nos desgañitábamos preguntándole por qué su hermano fungía de cajero de la campaña o intentando alguna otra interrogante para que la doña balbuceara algo más que “somos nacionalistas porque amamos al Perú”, y expusiera aunque sea un par de ideas que merecieran el respeto, algunos reporteros le lamían el trasero y le movían la cola a su séquito de matones.

Y nada. Ahora que la veo al lado de Gonzalo García (candidato a la alcaldía de Lima por el PNP), la señora repite el mismo guión y confirma que es una sinvergüenza y una oportunista en serie. Lo único que le interesa a la ex diva de la calle Manuel Holguín es asegurarse un puesto como regidora. Ella quiere que eso sea su revancha histórica, entonces dejará el discurso monocorde que su cónyuge le hizo aprender de paporreta en alguna villa militar. Entonces los cholos dejarán de importarle y volverá a preocuparse por blanquear su círculo de amigos, como lo hacia en la U.Lima.

Sin embargo, el que sea regidora es sólo una quimera torpe que merodea hoy en su morra, y con los resultados del 19 de noviembre ya verán como se deshace esa damita de plomo que jurándose primera dama, basureó a quienes cuestionaban su falsa modestia, y que con el mismo descaro que le sonreía a Martín Belaunde mientras su esposo hablaba de fusilar corruptos, choleaba en las caminatas, pero se abrazaba con los cobrizos cuando Ortiz y compañía le hacían un zoom gracioso a su carita de pan serrano. El mismo zoom que le hacen ahora algunos ganapanes de la tele rastrera de los ivchers y los genaros.

2 comentarios:

  1. Francamente, esto de la 'cholería' como tema de donde sacar agua para 'mi molino' da mucho que hablar. Ojalá la gente abra los ojos, abra los oídos, abra la mente. A ver Martín si te escribes una nota de los figurones del Apra, ya que 2 de tus notas apuntan al mundo del humalismo; democracia con la pluma acerada... pero en serio... allí te quiero ver... ojo que no defiendo a los Humala... que a mí no me convencieron nunca...

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  2. A ps oe no te plantes, mueve la mano. Ya es hora que postees algo más. Estaré atento.

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