domingo, noviembre 13, 2016

En el nombre del padre

Hizo la primera tesis en el Perú sobre conflictos socio ambientales en los ochenta. Se involucró en la defensa de las comunidades vejadas por la actividad extractiva, principalmente. Para unos es un adalid ecológico, para otros un demonio que espanta las inversiones. Marco Arana llegó al Congreso por el Frente Amplio, pero él mira más allá. Esto no es una entrevista, es más… un mea culpa


Usted es un producto mal vendido para la gente, se le ve como un rojo, como enemigo de la inversión, como un revoltoso antiminero. ¿Es posible cambiar esa imagen desde el Congreso?
No tengo otra manera que acercarme a la gente. En la marcha contra la violencia de género, un hombre de unos 60 años me gritaba diablo, entonces me acerqué y comenzó a repetirme todo lo que se ha inventado de mí. Al final de la conversación reconoció que yo tenía ideas claras, que luchaba por un ideal y no por un interés personal, pero me dijo que igual nunca votaría por mí. Que no esperaba que me acercara luego de haberme ofendido. Pero al menos ya no era un diablo, me entiende…

Pero más allá de discursos, la gente quiere gestos, acciones…
Es cierto, quienes representamos la solución ambiental tenemos que ser consecuentes. Hay que acercarnos más a la gente y ahí entra lo que llamamos la acción política coherente y testimonial. Lo que dijimos en campaña lo defenderemos, mantendremos contacto con quienes nos respaldaron y estaremos abiertos al diálogo con quienes no nos conocen y atacan. Nuestra actitud será siempre pro positiva. En el Frente Amplio no solo sabemos decir no, tenemos que mostrar que una cosa es la indignación frente al abuso y otra es no proponer salidas.

Y esa indignación le costó su expulsión de la Iglesia el 2009
Fue el precio por formar Tierra y Libertad. Yo no veía incompatibilidad entre ser sacerdote y defender los derechos de la gente. No pensaba terminar en la actividad política, lo que buscaba era ayudar al proceso de organización y concientización para una participación ciudadana en materia política y ecológica. Esta postura encendió los reflectores de la derecha como si fuéramos enemigos de la inversión, llevaron al nerviosismo y cierta actitud hostil del prelado…



Digámoslo claro, Cipriani…
Cipriani me dedicó homilías y mensajes directos y públicos. Solicité permiso, no se me dio y se me suspendió. Me hicieron un juicio eclesiástico y se me dispensó de mis funciones sacerdortales, excepto en emergencias. Yo me mantengo en discrepancia con la línea neoconservadora de algunos obispos peruanos que están en contra de la Teología de la Liberación…

Antes, en el Ejército las órdenes se obedecían sin dudas ni murmuraciones, pero ahora existe el derecho a la insubordinación. Me imagino lo que debió ser tener como jefe a Cipriani con todas las denuncias que pesan sobre él, a quién protege, sus millones en el Banco del Vaticano…
Y con los wikileaks que hablaban que los más altos obispos del Perú se reunieron con los embajadores de EEUU, Canadá e Inglaterra para ver cómo sancionar a los sacerdotes comprometidos en la defensa de la ecología, con los involucrados en el conflicto ambiental. Cuando supe cómo se negociaba con gerentes de empresas mineras, comprendí la profundidad del poder económico y político, y su miedo de que cambie el sistema establecido con la lucha de los pueblos indígenas.

Y Cipriani estaba de acuerdo en eso…
Las formas jerárquicas de la Iglesia han querido convertirla en cuarteles, pero la teología cuestiona las estructuras de poder y por eso se dan las discrepancias con Cipriani, defensor del gran interés económico. El amor con la naturaleza está en la nueva encíclica del Papa, pero intentan taparla. Sufro porque en la Iglesia me ven como enemigo, pero hay que guiarse por la libertad y el amor a los principios, por el respeto a la dignidad humana, a la naturaleza. La prepotencia nunca dura.

Y de subordinado de Cipriani pasó a ser un subordinado de Verónika Mendoza…
Jamás me sentí ni seré un subordinado de Verónika Mendoza. Me sentí completamente identificado con el proyecto de Tierra y Libertad…

Pero el 2021, para el Bicentenario, ¿Quién será el candidato de la izquierda? ¿Tendremos un cura presidente, ya tuvimos un militar y no nos fue muy bien que digamos?
Yo represento a Tierra y Libertad y aunque hay naturales diferencias en el Frente Amplio, quienes escojan al candidato del 2021, y eso lo sabe Verónika Mendoza, serán nuestras bases. Para ello tenemos que mejorar nuestro sistema de elecciones internas. Hay una expectativa natural de los líderes, pero debe haber una consulta ciudadana con mecanismos más transparentes…

¿No los hubo el 2011? incluso se habló de fraude, que le habían volteado mesas en las elecciones internas…
Tuvimos un proceso inédito con resultados que podrían haber sido más favorables a Tierra y Libertad, pero hay que mirarlo en el ciclo histórico. No ganamos y no pateamos el tablero por eso. Hay que mirar la política con generosidad y al largo plazo. De cómo construimos, a partir de nuestra llegada al Congreso, un espacio convocante con quienes sea posible un nuevo espacio. No hay necesidad de atarse a las viejas anclas que han atado la unidad de las izquierdas…

Siente entonces que su movimiento perdió feeling cuando se acercó a Gregorio Santos y luego se alió con Verónika Mendoza, y se supo lo de las agendas y se corrió la cortina de su pasado palaciego…
En medio de una situación de descredito decidimos crear un partido político. Fue audaz y valiente. Ahora, el pretender llegar con otras tiendas políticas que capitularon y otras que se perdieron en el camino, ese proceso hay que leerlo autocríticamente. ¿Creábamos un partido alrededor de una persona? No. Siento que hay que devolverle a la política ese sentido amplio, sin caudillos. Creo que lo hicimos bien, pero hay que admitir que como movimiento político ecologista y descentralista no teníamos porqué cargar los problemas que llevaron a la división de las izquierdas.

Se arrepiente de la alianza…
No, pero creo que había que marcar la continuidad con los movimientos que defendían los derechos laborales, sociales. Ahora hay que incluir una agenda política con la defensa de los derechos indígenas y el cambio de la racionalidad política y económica. Creo que ese sigue siendo el núcleo de tensión que ha impedido un proceso de unidad más convocante, nítido y que nos ha llevado a enfrascarnos en problemas insuperables que las izquierdas más tradicionales siempre tenían

Sigo sintiendo que se equivocó al escoger a sus amigos, a quienes dejaba entrar a casa…
Comparto tu pregunta porque es una interrogante que me acompañará a lo largo de los próximos años. ¿Si queríamos construir algo nuevo, podíamos intentarlo con viejos métodos? Pues la respuesta es no. Vino nuevo en vasijas nuevas. La relevancia del tema ecológico no pasa a ser la preocupación de izquierdas ni de derechas. La tierra nos está diciendo que hay un fin y que hay que caminar en otra dirección.

¿Y Tierra y Libertad cambiará de dirección?

Creo que hay que evaluar lo que uno ha hecho. Decir que la lucha de los ronderos y las comunidades campesinas de Cajamarca se concentra en Gregorio Santos, no es así. Él es un hijo de ese movimiento. Las personas pasamos, los procesos quedan y esos procesos quedan marcados por el liderazgo. Yo apoyé a esas bases sociales y ellos esperan un liderazgo que no los defraude con corrupción, demagogia, caudillismo, ni la mediocridad como pasó con Ollanta Humala. Gregorio, Verónika y yo somos pasajeros, es el proceso el que cuenta.

En Verónika he visto un proceso de madurez que ojalá cuaje y espero que se aclaren las acusaciones que pesan sobre ella. En el caso de Gregorio Santos la corrupción nunca ha tenido bandera, viene de derecha y de izquierda. Si lo exculpan en buena hora, pero si lo condenan que esta sentencia no solo venga del Poder Judicial, sino también de la gente que lo acompañó. Una cosa es la unidad y otra es apañar.

Entrevista publicada en Manifiesto, setiembre 2016



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